miércoles, 22 de febrero de 2012

Bocetos para un comic

Hoy estaba aburrido y me puse a dibujar, os enseño unos dibujos espero que os guste.
A lo mejor me animo y me hago un comic, je, je.
Os pongo 2 bocetos más y ya me comentareís si os gusta más en blanco y negro o granate y negro.
 

martes, 21 de febrero de 2012

Calzado legionario romano (Caligae)


El calzado del legionario romano (Caligae)
Los romanos contaban con una gran variedad de distintos tipos de calzado, desde botas y zapatos hasta sandalias de todo tipo, con diferentes tipos de adornos sobre todo las clases más pudientes. La mayoría de estos calzados eran copiados de otras culturas, y algunas modificadas y adaptadas al tipo de clima o terreno en el que se encontraban.  
El material solía ser en su mayoría  confeccionado en cuero, aunque se piensa que también las había rígidas, estilo zuecos (Soccus). Era normal que todo tipo de zapatos, botas y sandalias estuvieran hechas de este material dado su resistencia y cualidades.


Las sandalias del legionario romano eran las caligae, estas eran de cuero y tenían que ser resistentes ya que lo requería por las marchas a las que estaba sometido el legionaro continuamente.
Estas deberían además agarrarse bien al terreno y sobre todo en el combate.
La suela tenía tachuelas que eran buenas para casi cualquier tipo de calzado, aunque para terrenos lisos como placas de mármol, eran peligrosos y resbaladizos según un comentarío de (Flavio Josefo Historiador Judeo-Fariseo del siglo 79 d.C).

Como hacer un calzado de legionarío romano (Caligae) 

El materia necesario: 
- Trozo de cuero de 2 a 3 mm de grosor.
- Tachuelas entre 50 u 100 unidades.
- Un cutter o tijera para cortar.

Si queremos no arriesgarnos a meter la pata primero deberíamos hacerlo de cartulina para ver como queda y asi ajustarla al pie.

Os dejo el patrón del pie izquierdo y derecho de la caligae.




 

En la suela acoplamos las tachuelas y despues la encolamos al patron del cuero


La parte del patrón en rojo la cosemos.


 Por lo que la caligae nos queda la parte trasera y la suela.


 Recordemos que podemos forrarlas depende del tipo de clima en el que nos encontremos.

miércoles, 15 de febrero de 2012

VESTIMENTA DEL LEGIONARIO


Túnica

Realizada en lana o lino, había dos tipos, Modelo básico (A) de una sola pieza en la que se cortaba por el centro para meter el cuello y por los laterales se cosia hasta los brazos, poniendoles las mangas o en algunos modelos sin ellas, el otro modelo (B) consistía en dos piezas rectangulares, cosidas por los lados y los hombros y dejando unas aberturas para los brazos y la cabeza, las había también con mangas. Se llevaba muy suelta y caía hasta las rodillas y las mangas hasta los hombros. Los legionarios se la ceñían con un cinturón (cingulum militare) del que pendía un faldellín de cuero con apliques metálicos. El cuello era amplio como para sacar un brazo por él . 
El color no esta claro si estaban teñidas en rojo o eran blancas, pero parece ser que para el uso diario las teñidas daban menos problemas.

A continuación pondré los dos modelos y como hacerlos, es facíl:

lunes, 13 de febrero de 2012

El Legionario

Legionario


Los requisitos para ser legionario imperial romano, eran ser musculoso, tener buena vista y oido, saber leer y escribir(no imprescindible muchas veces) y ser ciudadano romano, es decir tener la ciudadania.
La ciudadanía se conseguía después de servir en el ejército durante 25 años en puestos auxiliares, lo que le otorgaba derechos y privilegios especiales a él y toda su familia.
Los aspirantes a soldados tras acudir a la oficina de reclutamiento que se encontraba en la capital de provincia, eran sometidos a una entrevista y un reconocimiento médico. Una vez admitidos, prestaban juramento de obedecer a sus superiores y no desertar. Sus documentos junto con un certificado del gobernador y las dietas de viaje (tres monedas de oro por cabeza), se entregaban a un oficial que les acompañaba en el largo viaje hasta el destacamento asignado.

Instrucción y entrenamiento
Durante cuatro meses los nuevos reclutas eran sometidos a un entrenamiento implacable. Al concluir este periodo los supervivientes ya podían llamarse soldados (milites). Los que no podían resistir el entrenamiento eran rechazados.
Primero se les enseñaba a desfilar marcando el paso. Luego se les llevaba de marcha, forzándolos al máximo hasta que fueran capaces de recorrer 20 millas romanas (30 km) en cinco horas. Después tendrían que recorrer la misma distancia cargados con todo su equipo, que incluía armas y armaduras, utensilios de cocina, estacas para la empalizada, instrumentos para cavar y provisiones para varios días, pues al final de cada marcha tenían que levantar un campamento con terraplenes y fosos de defensa.
El entrenamiento continuaba hasta que eran capaces de recorrer 24 millas (36 km) en cinco horas.
En un principio los legionarios utilizaron bestias de carga y carros para transportar el equipo. Pero el célebre general Mario impulsor de grandes reformas en el ejército, les obligó a transportar personalmente casi toda la impedimenta necesaria para reducir el tamaño de las caravanas de intendencia. El equipo completo debía pesar por lo menos 30 kilos, y las armas y armaduras más de 20.
Los legionarios realizaban marchas tres veces al mes durante 25 años. Este entrenamiento y capacidad de desplazamiento fue una de las causas por la que el ejército romano era tan superior a otros ejércitos. Esto era solo parte de la instrucción, puesto que el programa de entrenamiento también incluía carreras, saltos, equitación y natación. Cuando se consideraba que se encontraba en buena forma física comenzaba la instrucción en el manejo de las armas.
Los reclutas aprendían a atacar a una gruesa estaca clavada en el suelo con una pesada espada de madera, y un escudo de mimbre que pesaba el doble que un escudo normal. Se les insistía que golpearan de frente, sin describir arcos con la espada, que puede evitarse con más facilidad. También se les entrenaba en el lanzamiento de pesadas jabalinas de madera contra las estacas.
Una vez superado este paso, se les consideraban dignos de empuñar armas auténticas forradas de cuero para evitar accidentes, que les deberían de parecer ligerísimos en comparación con las pesadas armas de madera.

Rutina Diaria
Terminada los cuatro meses de instrucción y ya convertidos en soldados (milites), seguían realizando marchas, ejercicios y entrenamientos aunque ya disponían de algún tiempo libre, pero se les mantenían ocupados durante las horas de trabajo. Al amanecer se presentaban al centurión para que les asignaran las tareas de la jornada, principalmente guardias o trabajos de limpieza. A veces patrullas o funciones de policía, pero también la construcción de calzadas y obras civiles, en donde debían de picar piedra en las canteras, cavar cimientos, alisar caminos, y pavimentar. Todo nuevo legionario procuraba conseguir un destino que le evitara trabajos desagradables. Estos trabajos, destinados para los que conocían un oficio (herreros, carniceros, enfermeros, domadores de caballos, ...), eximían de realizar otras tareas.
Percenio, líder de un motín contra Tiberio en el año 14 d.C. se expresaba de la siguiente manera: "el servicio militar es duro y poco provechoso. Tu cuerpo y alma se valoran en unas cuantas monedas por día; con esta limosna tienes, además, que pagar la ropa, las armas y las tiendas de campaña, así como los sobornos para los centuriones que son demasiados crueles, y poder librarte así de los encargos pesados".
Además, los soldados tenían prohibido casarse, por ello eran muy usuales los matrimonios informales e incluso que tuvieran hijos, estos no serían legítimos, pero esto se arreglaba cuando se retiraran. De hecho, tan pronto cualquier hombre que se integrara en el ejército, su matrimonio quedaba legalmente anulado. El emperador Séptimo Severo (193-211 d.C.) dio permiso a los soldados para que vivieran con sus esposas, en vez de obligarles volver cada noche al campamento.
Pero también existían algunas ventajas: una paga regular considerablemente superior a la de un labrador, y el mejor servicio médico del Imperio. También se podían aprender otros oficios, y después de la derrota del enemigo muchas veces se presentaban oportunidades de saqueo.
Además de la paga también se recibían otras recompensas. Augusto entregó 75 sestercios a cada uno de los legionarios, mientras que Claudio estableció una costumbre de pagar un donativo en metálico al inicio del mandato de un nuevo emperador.
Augusto también se preocupó de que se gozara de una buena jubilación después del cumplimiento del servicio; los licenciados recibían una parcela de tierra o una buena cantidad de dinero, equivalente a la paga de doce años.

domingo, 12 de febrero de 2012